Cuando tenemos un proyecto entre manos, una nueva idea para aplicar o un objetivo dentro de nuestra empresa que planificar, frecuentemente nos paralizamos. No porque no tengamos la capacidad de sacarlo adelante, sino porque nos frena la idea de no lanzarnos hasta que todo esté perfectamente organizado.
Frenos y limitaciones
Esta 'parálisis por análisis' tiene un claro componente mental, puesto que son limitaciones autoimpuestas las que nos impiden avanzar con claridad. Son muchas las ocasiones en las que sólo nos paraliza pensar qué dirá el resto, si es lo suficientemente bueno para lanzarlo ya, por qué no lo hago de otra forma y pruebo ambas... y un largo etcétera.
Aunque, por supuesto, no es algo fácil de aceptar, todas estas barreras las ponemos nosotros mismos en el camino, porque realmente son un reflejo de nuestros pensamientos limitantes. Debemos poner fin a esa actitud mental negativa, y cambiar el chip hacia un universo de ideas positivas y abundantes.
¿Cuándo dejo de planificar?
Planificar es el primer paso en cualquier proyecto, y todos sabemos que es primordial tener el enfoque correcto antes de empezar para saber cuál es el rumbo que debemos seguir. Sin embargo, entrar en un bucle infinito de preparación no ayuda a tu proyecto, porque te estás engañando sobre tu avance. Cuando estás constantemente dándole vueltas a cómo llegar a tu clientes, si el producto es bueno, cuándo implementarás X funcionalidades... NO estás avanzando como deberías.
Lo correcto sería tirarse a la piscina en cuanto haya algo de agua (tirarse al vacío con los ojos cerrado tampoco es muy inteligente) para ir aprendiendo por el camino. Nunca vas a saber si tu producto es bueno si no lo enfrentas al mercado, nunca recibirás feedback de clientes reales si no le das una primera versión y nunca avanzarás si no te expones a lo que hay fuera.
Mejor hecho que perfecto
La mayoría de nosotros tendemos a ir continuamente detrás de un ideal perfecto que, aunque está bien perseguir para dar lo mejor de nosotros mismos, nunca podremos lograr al 100%. Por ello, es fundamental tomar acción y lanzarnos incluso cuando tengamos miedo.
Solo de esta forma podremos tener una validación real. No tengas miedo de fallar, porque el objetivo es saber en qué fallas para corregirlo y mejorar. Cuando tus clientes o el mercado te dé una señal, conseguirás métricas que te indicarán por dónde debes avanzar y así podrás ir evolucionando.
La idea es hacerlo, y ya después habrá tiempo de ir perfeccionando en el camino. Ahí está la clave, ponerse en el camino, si no lo haces nunca podrás crecer. Como consejo, aplica el método Lean Startup: construye, mide y mejora. No intentes crear un castillo a la primera, ve colocando piedras y así lograrás tener una fortaleza real con muchos aprendizajes por el camino.
Y recuerda: tomar acción es la única forma de avanzar de verdad.
El equipo de Pymetic.